
Patrono de Calabria (Italia); marineros; navegantes; oficiales navales; viajeros. Protector contra las plagas epidémicas; esterilidad; fuego.
Trecenario (Trece Viernes) a San Francisco de Paula
MODO DE PRACTICAR
LA DEVOCION DE LOS
TRECE VIERNES
INSTITUIDA POR NUESTRO GLORIOSO
PATRIARCA
S. FRANCISCO DE PAULA
Con la regla de la Tercera Orden de los Mínimos y las Indulgencias
Concedidas por los Sumos Pontífices
Traducido del Idioma Italiano
Por el P. Sr. Miguel Morales
**Versión transcrita con partes de texto incompletas por lo antiguo del documento y las múltiples copias de donde se obtuvo**
Esperando en Dios que lo anteriormente mencionado no resulte en un impedimento para seguir propagando esta devoción, agradezco a San Francisco de Paula por dejarnos conocerlo, por entregar su vida a Dios y al Prójimo, por hacer posibles tantos milagros.
Rezar en el siguiente orden del 1 al 4:
1.- Inicio
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Yo confieso ante Dios todo poderoso y ante ustedes hermano, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi grande culpa. Por eso ruego a Santa María siempre virgen, a los Ángeles, a los Santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí, ante Dios nuestro Señor, Amén.
2.- Oración y Meditación
Se reza y medita lo indicado para cada viernes, se reza 1 Padre Nuestro y 1 Ave María según se indica.
3.- Cierre (al final de la página)
Se rezan, Versillos, Responsorio, la Antífona y Oración.
4.- Petición
Se hacen las peticiones deseadas.
VIERNES PRIMERO
SÚPLICAS A S. FRANCISCO DE PAULA
O gloriosísimo y prodigiosísimo benjamín de Dios que jamás le pedisteis gracias, que prontamente no os fuesen concedidas! Alvanzadme dolor y remisión de todas mis culpas, espíritu y fuerza para no cometerlas, como lo he prometido en el santo sacramento de la Confesión; para que en virtud de vuestra grande humildad, mediante vuestro poderosísimo patrocinio, pueda recibir del mismo Dios la gracia de N. N. para que (texto ilegible) vuestra y salud de mi alma. Os ruego, padre mío, me la intercedáis por vuestra gran santidad anunciada del cielo con lenguas de fuego en el tiempo de vuestra concepción; pues se vió poner una gran llama de fuego sobre la casa de vuestros padres.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella paz que anunciaron al mundo los ángeles en el tiempo de vuestro nacimiento, pues se oyeron con grande armonía y melodía del cielo, hacer júbilo y fiesta.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella celestial virtud que muchas veces os hizo estar á un mismo tiempo en la iglesia orando y en el convento de los frailes menores sirviendo, cuando por divino decreto morasteis allí un año entero.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella humildad con que llevasteis en vuestras manos desnudas y purísimas los carbones encendidos para ponerlos en el incensario, sin lesión imaginable.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el ardiente fuego de amor con que milagrosamente sazonasteis cumplidamente la comida del convento á vos entregada.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella castidad tan grande, que tentado el fogoso Asmodeo en forma de bellísima doncella, os hizo despreciar tal incendio, en el helado arroyo.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella constancia de ánimo con que resististeis tantas veces las trazas espantosas de Satanás, que quería haceros abandonar la amada cueva en que habitábais.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la gran fe que tuvisteis mandando á un gran monte que impedía la fábrica de la iglesia (dibujada de celestial mano) se tirase á otra parte; lo que hizo obediente á vista de todos.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella prodigiosa facilidad que tuvisteis moviendo y llevando maderos y piedras tan grandes para la misma iglesia, que muchas personas unidas apenas las hubieran podido mover.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la admirable fortaleza que infundiais en vuestros obreros, moviendo también ellos un gran peso, solo con que fuese primero tocado de vuestras manos.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el grande ánimo que tuvisteis andando, descalzos y desnudos los pies, sobre un montón de brasas, ó una hoguera inimaginable.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquel ardiente afecto que os movió á resucitar á uno de los albañiles que quedó muerto debajo del puente de vuestra fábrica; siendo también hallados otros por vuestra virtud, milagrosamente libres, habiendo caído también debajo.
Padre Nuestro y Ave María
Finalmente, Padre mio, os ruego por la piedad que tuvisteis con los mismos obreros que se hallaban sedientos allá en el monte Espinelli, haciendo salir un copioso raudal de agua para que apagasen su ardiente sed, el cual raudal todavía se conserva allí experimentándose saludable á los enfermos.
Padre Nuestro y Ave María
Si la grande humildad que tuvisteis fue bastante para obrar tantos milagros y tan señalados prodigios, ¿por qué no tengo que esperar yo que en virtud de esta misma humildad, seáis bastante para alcanzarme benignamente esperar esta gracia que humildemente os pido? Y que además de esto me alcancéis vigor y espíritu para mantenerme en el firme propósito de no ofender más a su divina Majestad. Sí, que yo lo espero, ¡oh mi gran abogado! Y confío que después de mi muerte, he de ir donde estáis vos á alabar y bendecir á Dios y á la soberana Reina del cielo, por todos los siglos. Amén.
VIERNES TERCERO
SÚPLICAS AL SANTO.
O Taumaturgo Santísimo, niña de los ojos de Dios, piedra preciosísima de santidad, ejemplo singularísimo de castidad, que por espacio de noventa y un años que vivisteis en este valle de miserias, jamás manchasteis el sello candidísimo de vuestra pureza: por esta tan señalada prerogativa, y por tantos y tan maravillosos prodigios como habéis obrado, os ruego me alcanceis la gracia que deseo, y para conseguirla recurro á vuestro altar en estos trece sagrados días, destinados á la pasión de nuestro redentor Jesucristo.
Ruegoos por la modestia que tuvisteis resucitando á vuestro sobrino, difunto de tres días (no de cuatro) por no igualar en esto a Jesucristo.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquel maravilloso éxtasis, en que fuisteis visto seis codos levantado de la tierra, todo resplandeciente y adornado de una majestuosa birretina pontificia y preciosísima tiara.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la tierna virtud tantas veces conocida en el encender de las lámparas y velas del altar solo con vuestros suspiros.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la alegría que tuvisteis cuando os fue enseñada del cielo y la forma del capucho que debíais traer y cuando San Miguel os trajo la insignia de vuestro orden.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella humildad que practicasteis cuando á un caballero en un instante una llama pútrida y llena de gusanos, solo con aplicarle unas yerbas, por huir (si bien en vano) el aplauso y gloria de ser vos el libertados y médico.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el afecto con que resucitasteis otros tres muertos en Paula, y sanasteis de cuerpo y alma á un mancebo que estaba espirando.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la suma confianza que (texto ilegible) dasteis á otro gran monte se sepultase en la tierra, el cual obedeció y quedó una amenísima llanura.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la fe grande con la cual á un sencillo golpe de vuestro báculo hicisteis nacer al instante piedra, arena y agua para fábrica de un convento.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la bondad con que obrasteis tantos y tan grandes milagros en el mismo lugar, trayendo ó suspendiendo en el aire muchas veces maderos y piedras que se caían.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el dominio que en todos tiempos tuvisteis sobre el demonio; pero especialmente cuando le hallasteis impidiendo el transporte de un madero, que con vuestro báculo le obligasteis á que lo llevase al lugar destinado.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la confusión que el mismo demonio tuvo cuando vino á vuestra celda á injuriaros y maltrataros, y os halló en compañía de los ángeles, al oir cánticos y melodía, se volvió avergonzado y corrido.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el mérito por el cual alcanzasteis del cielo, que una bien pequeña cuba de vino fuese bastante por ocho meses, no solo para vuestros religiosos, sino también para cuantos iban al convento.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella grande pobreza que tuvisteis, que movió á los ángeles á traeros en tiempo de gran penuria una carga de pan.
Padre Nuestro y Ave María
No desconfío en esta mi urgentísima necesidad de vuestra poderosísima intercesión, ¡oh ángel santísimo de pureza! Antes sí espero que consiguiendo esta gracia que os pido, continuareis en asistirme con vuestra protección, á fin de que trocadas mis malas costumbres en buenas, pueda servir á Dios todo el remanente de mi vida, y en el extremo y tremendo día del juicio me hallaré con vos en el lado de los escogidos.
VIERNES QUINTO
SUPLICAS AL SANTO
O coluna lucidísima de santidad! Que así precedisteis en el desierto de este mundo con la luz esplendidísima de (texto ilegible) milagros, para guiar por el rojo mas de la fe á la prometida tierra de celestiales favores: sedme escolta, ¡oh prodigioso Moises de la nueva ley! Para que vencido el Faraon del infierno, y recreado con el sabroso pan del augustísimo Sacramento, pueda en virtud de vuestra gran fe llevar mis vivísimas súplicas á su divina Majestad, para conseguir esta gracia.
Ruegoos por aquel espíritu profético con que pasando por Mesina señalasteis á vuestros compañeros el sitio donde después de algunos años se había de fundar un insigne convento de vuestro órden.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la caridad con que sacasteis en el mismo viaje á todos vuestros compañeros por muchos días con un pan solo, que milagrosamente fue hallado en el zurron de algunos peregrinos.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la gran fe con que obrasteis aquel famoso prodigio de pasar el Faro de Mesina con vuestros dos compañeros, sobre vuestro manto, para confusión de los marineros que os negaron el embarco.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la apostólica fatiga sufrida por vos tres años, por convertir (como se verificó después) un lugar pobladísimo, que era una Babilonia de discordias y confusiones.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella generosa intrepidez, con la cual llevasteis los carbones encendidos en las desnudas manos al prelado que os disuadía el cuarto voto de perpetua vida cuaresmal.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la virtud que infundasteis en una campana, la cual aun en estos tiempos, espanta con su sonido las tempestades del vecino mar, para consuelo de aquellos navegantes y devotos vuestros, que en este tempestuoso mar fluctúan.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la modestia con que profetizasteis el tiempo preciso en que se pondría en liberta la Liguria, después de tantos estragos y muertes anunciadas también por vos.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la humildad con la cual hicisteis tantos y tales milagros al tiempo que los soldados del rey Nápoles os cercaron para llevaros y meteros en su prisión, y especialmente haceros tantas veces invisible á su presencia.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la paciencia con que sufristeis las graves persecuciones del mismo rey, de quien después fuisteis su confidente, y por la gran bondad de vos ejercitada, multiplicasteis á sus soldados prodigiosamente el pan.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el dolor que tuvisteis pronosticando la pérdida de Otranto en manos de mahometanos, con otros muchos males que sobrevinieron a dicha ciudad.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis de un capitán, vuestro amigo, dándole á él y á sus soldados una vela bendita por vos, en virtud de la cual volvieron todos vivos y sanos de una batalla, excepto uno que desapareció el don, y haciendo burla quedó muerto, con tal hedor que corrompía, como vos lo pronosticasteis.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el amor que mostrasteis á vuestra patria al tiempo que ibais á Francia, subiendo á un alto monte á bendecirla, en la cual quedaron estampadas las huellas de vuestros piés, como sucedió al Redentor en el monte Olivente.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella obediencia que tuvisteis al Papa, poniéndoos, cargado de años, en un tan largo y peligroso viaje de la Francia (como ya antes lo habíais pronosticado) al recibir el breve de su Santidad.
Padre Nuestro y Ave María
Cuando no hubiera una plenísima fe en vuestro segurísimo patrocinio, el ejemplo de tantos y tan estupendos prodigios, bastaría á hacerle hermosear aun donde jamás hubiera habido vestigios de fe: premiadla, pues, benignamente con la impetración de esta gracia que rendidamente os pido.
Amen.
VIERNES SEPTIMO
SUPLICAS AL SANTO
O admirablísimo resucitador de muertos, azote de los demonios, alegría de los ángeles y mongibelo ardentísimo de caridad! Sí, que tuvisteis tanta en vos mismo, que aunque no hubiera habido otra en el mundo, en cierto modo sería vuestra bastante para todas las criaturas. Y os pido un rasgo, no para obrar como vos prodigios y milagros, sí para hallarme menos indigno en presencia de vuestro altar, para recibir de Dios la gracia que en virtud de la misma caridad os suplico me la concedáis. Así sea.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la paciencia que tuvisteis cuando una devota multitud de pueblo os fue cortados y roto vuestro hábito hasta la rodilla, el cual en un instante creció milagrosamente como estaba antes.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis pasando la Francia en una aldea edl Delfinado que carecía de agua, que hiriendo con el báculo la tierra, hicisteis brotar una viva fuente.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la humildad con que recibisteis del rey de Francia Luis Undécimo tantos honores (texto ilegible) procesión como si fuerais legado apostólico: y en el mismo lugar donde os encontró, os erigió un convento para perpetua memoria,
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por vuestra inmensa virtud, la cual obró que un par de vuestros zuecos echados en el mar sosegase sus furiosas olas y se pusiese en calma.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegos por la prudencia que usasteis con el mismo rey, induciéndole y obligándole á quitar las gabelas á sus vasallos, y rehusando los tesoros y joyas ofrecidas del mismo rey por instigación de un malvado para probarlos y esperimentaros.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la grande admiración que tuve de vos el rey con toda su corte, cuando os halló en un bosque orando elevado en el aire todo rodeado de resplandecientes rayos.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la modestia con que pronosticasteis al rey Luis varios sucesos, y particularmente su muerte, después de haberle dado el hábito de vuestro tercero.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la oración y ayunos que hicisteis veinte y tres días continuos para impetrar á las armas de Carlos VIII la victoria que vos le anunciasteis, el cual en agradecimiento erigió un regio convento.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la fe con la cual hicisteis á Fernando, rey de Castilla, continuase en el cerco de Málaga, que vergonzosamente levantaban, pronosticándole que después de tres días conseguiría la conquista de la ciudad y el total estrado de los moros.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el amor que siempre tuvisteis al prójimo, especialmente cuando disteis una vela bendita por vos á un soldado, en virtud de la cual, llevándola debajo de la celada, herida la frente de una bala de cañón, quedó ileso y libre.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el ardentísimo celo que tuvisteis concediendo al emperador Maximiliano algunos religiosos para la fundación de muchos conventos de vuestro órden en Germania, pronosticando la grande utilidad que debían sacar los cristianos, y la gran pérdida que debían padecer los herejes.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el espíritu con que profetizasteis varias cosas á la Francia, después que mediando vos se pacificó con Bretaña.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el grande agradecimiento que tuvisteis al mismo rey Carlos, pues en recompensa de tantos convento como hizo en Francia y también en Italia, le asisteis con vuestra (texto ilegible) tal suerte que con solo siete mil soldado se defendió y derrotó cuarenta mil, como vos se lo habíais pronosticado.
Padre Nuestro y Ave María
Si con vuestra infinita caridad obrasteis tantas y tan prodigiosas maravillas en Germania, España, Francia, y por vuestra Italia, alcanzadme también á mí la gracia que pido, para que yo también pueda decir con los demás devotos vuestros, que ninguno que confió en vos quedó confuso, porque sois refugio de afligidos, norte y guía de los que caminan errados y mano del Omnipotente.
VIERNES NOVENO
SUPLICAS AL SANTO
Admirablísimo propagador de estirpes regias, gloriosísimo confesor, que sufristeis y padecisteis un prolongado y continuo martirio, no solo con ardentísimo deseo, sino es con asperísimas voluntarias penitencias que hicisteis, viviendo especialmente toda una cuaresma sin comer cosa alguna; aumentadme, padre mio, que os lo suplico, el deseo que tengo de dejar los vicios y unirme á la virtud, alcanzadme, por el favor de vuestras penitencias esta gracia, para que sea provechosa á mi salud. Así sea.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la piedad que tuvisteis con aquel que sanasteis con la señal de la cruz de un cáncer que le atormentó con atrocísimos dolores en un pie por espacio de diez y siete años.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la bondad con que curasteis á un mancebito que nació con los pies estropeados y desconcertador, y á un hombre que tenía un brazo helado, y ambos quedaron libres, el primero antes de llegar á vuestra presencia encomendándose á vos y el otro al instante que llegó á vos.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la potencia con que obrasteis con un caballero herido de una granada de fuegos artificiales, el cual quedó sin daño, porque tenía en sus espaldas una vela que vos bendijisteis.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el afecto que tuvisteis á vuestra hermana que pidiéndoos la dejaseis alguna cosa para memoria vuestra, os sacasteis (texto ilegible) hoy en Paula sana de ese dolor milagrosamente á los que le padecen.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella generosa pobreza que ejercitasteis con uno que os pedía algún don, y os movió á darle un pequeño pan, el cual después de cinco años se halló fresco, y habiendo carestía sació a doce personas trece días enteros.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la caridad que usasteis con un pobre, que en recompensa del disgusto que tuvo por no haber vino que darle, halló su bota llena de un licor perfectísimo.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el celo que mostrasteis cuando fue conducida a vos por una mujer, á quien curasteis el mal de asma, una muchacha leprosa, y le dijisteis á un madre que restituyese la fama á una tal, y sería su hija sana, como sucedió.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el espíritu con que avisasteis á uno de la muerte de su padre, sucedida en aquel instante en otra provincia; le hicisteis oir las campanas mismas que distantes sonaban, como si estuvieran cerca, y le pronosticasteis otros sucesos.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la confusión que tuvo el demonio cuando por obra suya se encendió fuego en vuéstra celda, y no habiendo con que apagarlo, arrojabais por la ventana con las manos llenas los encendidos carbones como si fueran frescas rosas.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella fe que tuvisteis, cuando junto á la playa romana, después de una fiera tempestad se encalló la galera y bajando la mar con un empellón que le disteis con vuestra espalda hácia el puerto, y desde allí caminasteis sobre las aguas hasta la ribera á pie enjuto.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis de aquel temerario, que viendo que su mujer tenía en veneración que su mujer tenía en veneración un poco de heno sobre el cual habíais dormido en Roma, tuvo atrevimiento para servirse ello (por desprecio) para un acto indigno, se le quedó el brazo en aquel mismo lugar baldado, pero pidiendo perdón recibió el brazo al instante.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la milagrosa virtud que vuestros paños tenían, especialmente cuando arrojando muchas veces los herejes en el fuego vuestro manto, jamás lo pudieron quemar.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el consuelo que tuvisteis cuando os fue anunciada por un ángel una gran victoria alcanzada por las francesas armas, cuyo rey vino con vos al coro á rendir gracias á su divina Majestad.
Padre Nuestro y Ave María
Si los emperadores de Alemania, si los monarcas de Francia, si los católicos reyes de España, de Polonia, Portugal y de Nápoles, si, en fin, los habitadores de los vastísimos países del nuevo mundo, príncipes y señores de la Bretaña, Italia y Flandes, y tantos millares de personas privadas han obtenido y cada día consiguen gracias, y particularmente las mujeres estériles consiguen la tan deseada y suspirada sucesión, ¡por qué no tengo que esperar yo también, en virtud de vuestras asperísimas penitencias (especialmente de la perpetua vida cuaresmal de vos y de vuestro órden santamente practicada) el recibir la gracia que os pido? Sí, que yo así lo espero, sí, que en vos confío. Amén.
VIERNES UNDECIMO
SÚPLICAS AL SANTO
Poderosísimo extirpador de vicios y terror de los herejes, coluna establísima de la católica Iglesia, delicia de la Reina de los cielos: ruegoos por la ardentísima devoción con que siempre la honrasteis, y por el deseo continuo que tuvisteis de seguir las huellas de Jesús su Hijo, arranqueis de mí todo vicio para que yo sea verdadero imitador de su virtud y del Redentor, para que con este decoroso título pueda recibir la gracia que con vuestra intercesión pido. Así sea.
Ruegoos por el agradecimiento que mostrasteis al embajador del rey Luis XI alcandándole de Dios (en recompensa de haberos tratado con tanta cortesía y afecto, cuando os condujo a Francia) que ninguno de su estirpe y descendencia muriese sin recibir el santísimo viático.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la edificación que de vos tuvieron tantos pueblos, viéndoos andar siempre descalzo sobre hielos, espinas, piedras, a (texto ilegible) y dolo, jamás vieron vuestros pies sucios ni llagados en la más mínima parte.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la fe que tuvisteis mandando algunos toros bravos fuesen á servir á la fábrica de un convento vuestro, distante de allí ciento y setenta millas: obedecieron pasando prodigiosamente cuarenta millas del mar.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el dominio que hasta en los elementos tuvisteis, especialmente cuando por finalizar los pleitos que había sobre el uso del agua de algunos arroyuelos, los mandasteis se volviesen á sus ríos y obedientes lo ejecutaron.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis de un mercader que vino á vos por consuelo de una gran pérdida en el mar, y oyó de vuestro espíritu profético la conquista que hizo un hijo suyo en el paraíso, en aquel instante consolándole también con que su mujer pariría dos hijos en aquel mismo año.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella celestial sabiduría con que pronosticasteis á la duquesa de Angulema, que recurrió a vos á fin de alcanzar de Dios sucesión, que no solo pariría un duque de Angulema, si también un famoso rey á la Francia y por eso se llamó Francisco el primero.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la grande caridad que usasteis con vuestro devoto D. Gregorio de Tobar, de quien en Castilla descienden los condes de Cancelada, el que hallándose con una peligrosa enfermedad, desahuciado de los médicos, le bajasteis del cielo un cordón, y ciñéndosele á su cuerpo, se halló luego libre de su enfermedad, cuyo milagroso cordón le conservan hoy los condes vinculado á su casa; y después de algunos años le dispusisteis para una feliz y dichosa muerte.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la gran confianza que tuvisteis en Dios, cuando conociendo la venida de algunos forasteros y no teniendo que darles de comer, mandasteis al cocinero fuese al mar y hallaría un pez de tres libras, que bastaría para todos; obedeció, y halló dicho pez.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la piedad que usasteis con una señora que se encomendó a vos para no malparir más, y vos dándole dos velas por vos benditas, con el aviso de tener una en la mano rezando el rosario en el tiempo del parto, haciéndolo así parió siempre dos hijos vivos.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la caridad (texto ilegible) á una mujer siciliana, que habiendo empezado la devoción de los trece viernes por la libertad de su marido esclavo de Constantinopla, volviendo un viernes de la iglesia á su casa halló delante de la puerta á su marido cercado de cadenas y con el cepo á los pues, el cual testificó que vos prodigiosamente le habíais librado y conducido á aquel lugar.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquel continuo milagro que se divisa aun todavía en Paula, pues cuando los religiosos dan fuego á un horno de cal que allí hay, se ven en medio del horno las raíces de un grande árbol que sustenta la leña que allí se quema, y jamás las raíces se consumen, y el árbol después de tantos años se conserva verde y frondoso.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el ánimo con que llevasteis a las mangas, sin lesión alguna, una larga milla, cantidad de serpientes venenosas, halladas en vuestro convento bajo un montón de piedras.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el consuelo que tuvo una anciana septuagenaria que habiendo faltado la leche á una hija suya para criar dos hijos; uno de aquellos niños arrimándose al pecho de la anciana, le dio de mamar por mucho tiempo.
Padre Nuestro y Ave María
Cuando no se hallara en vos otra maravilla que solo la devoción que tuvisteis a la beatísima Virgen María inmaculada en el primer instante de su concepción, llamado a vuestro órden mínimos de Jesús y María, rezando cada día á honra suya el oficio, el rosario y la corona, poniendo en los sellos este glorioso nombre, encargando siempre á vuestros hermanos su veneración, no llamando ni respondiendo jamás sin una invocación; sería esta sola (aunque bien grande) prerogativa bastante á pregonaros por un grande santo. Alcanzadme en virtud de esta devoción la gracia que deseo. Amén.
VIERNES ULTIMO
SUPLICAS AL SANTO.
Aquí estoy, finalmente, ¡oh prodigiosa oficina de milagros! ¡oh milagrosa fe de prodigios! Puesto en el término y fin de esta devoción instituida por vos: alcanzadme también esta gracia en virtud de vuestra inmutable perseverancia. Vos que apagasteis los ímpetus del fuego, sosegasteis las aguas, mandasteis los vientos, disteis leyes a la tierra, tuvisteis obedientes a los brutos, los peces, los pájaros, y las criaturas todas: vos que fuisteis obsequiado y amado de los mayores príncipes y monarcas del mundo, de los mismos vicarios de Dios y del mismo paraíso: que resucitasteis tantos y tales muertos: que obrasteis y no cesáis de obrar cada día maravillas y portentos; siendo á los enfermos una indeficiente probática piscina de Esobon: á las afligidas y trabajadas provincias un Jeremías: á los tiranizados oprimidos un Moises, un Daniel: alcanzádmela también a mí para que pueda afirmar con los demás devotos vuestras santas manos, y que sería milagro cuando no hicieseis milagros.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la vehemencia de espíritu con que obrasteis el mayor de los prodigios, convirtiendo milagrosamente á Dios tantos y tan obstinados habituales pecadores solo con un sermón en los montes de Paterno, demás de los infinitos centenares que ya habíais convertido.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el amor que tuvisteis á vuestra patria, haciendo en ella tantos milagros, cuantos fueron las criatuas que liberasteis de la muerte, cuando pocos lustros ha la defendisteis visiblemente del mayor terremoto que jamás hubo en el mundo, quedándose desoladas entre ciudades, villas y aldeas, ciento y ochenta; pero Paula, aunque amenazadas, en nada fue ofendida.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la piedad que tuvisteis de cinco pobladísimas ciudades de la Francia, librándolas del contagio, como también Frejus de la Provenza, en la cual después de dos siglos no ha estado jamás aquel mal, con no haber faltado quien diabólicamente haya intentado algunas veces introducirlo.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la asperísima penitencia que por espacio de seis años continuos hicisteis en una gruta en la que (á imitación del Redentor) estuvisteis una cuaresma entera orando sin comer ni beber.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la modestia con que el convento de Paterno, llamado el convento de prodigioso, hicisteis un día solo trescientos insignes milagros.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la caridad con que saciasteis trescientas personas hambrientas con solo un pan pequeño, y aun sobró para otras.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la humildad con que predijisteis la destrucción del imperio Oriental, é hicisteis otros cien maravillosos milagros también en un solo día.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la virtud con que alcanzasteis después de extrema sequedad, las aguas del cielo á la ciudad de Melazo y de Catania, reducidas al sumo de la miseria, y esto al aparecerse solo una imagen vuestra.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la compasión que tuvisteis a la ciudad de Bormes en tiempo de peste, cuando con la señal de la cruz librasteis tantos millares de personas; como también no ha mucho tiempo sucedió en Málaga de España, despojando en un instante hospitales y lazaretos, y privilegiándola perpetuamente de aquel mal.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la admirable edificación que de vos tuvo la marquesa de Geraci, cuando en su presencia obrasteis sobre trescientos milagros.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por vuestra limpia pureza, autenticada aun de la incorruptibilidad de vuestro cuerpo, y del olor que continuamente sale de vuestras reliquias, y de la continua conversación y familiaridad que tuvisteis con los ángeles.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella celestial prudencia con que saciasteis con solo un pan y poco vino, tres mil personas que (texto ilegible) vuestros prodigios estupendos.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella inaudita santidad en virtud de la cual se cuenta habéis obrado por medio de esta devoción de los trece viernes, solo en España más de siete mil milagros auténticos.
Padre Nuestro y Ave María
Vos sois (¡oh querido y amado serafín de Paula!) un Protee celeste de virtudes: vos imitasteis la mansedumbre y humildad de David, las mortificaciones de Loth, la castidad de José: vos no cedisteis á Isaias en el amor de Dios, ni á Abrahan en la fe, ni a Daniel en la pobreza: Sara no os adelantó en la caridad, ni Tobias en la (texto ilegible) ni en las penitencias no fuisteis superado de Judith ni del Bautista: obsequiasteis á la Reina de los ángeles con afecto grande, no menos que aquel padre putativo del Redentor; en las oraciones no fuisteis menos fervoroso que Jeremías, en la constante perseverancia fuisteis otro Jacob. Por el mérito de tantas virtudes, por la virtud de tantos milagros, por tantos y tan señalados prodigios, por tantos y tan señalados portentos, hacedme digno, que os lo suplico, de que reciba esta gracia, que jamás quebrante la ley de Cristo; para que pueda con vos espirar mi alma en sus brazos.
San Francisco de Paula
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Oración a San Francisco de Paula para problemas y necesidades:
Sol luminoso de caridad
y verdadero Padre de los pobres,
glorioso San Francisco de Paula,
como pobre y necesitado de salvación recurro a ti
para que me alcances del Señor una fe viva,
una esperanza fuera de toda duda,
una caridad ardiente con mis hermanos
y una paciencia inalterable en las pruebas
y contrariedades de la vida.
Tú, que de un modo vivo y completo
reflejaste la imagen de nuestro divino Redentor,
ayúdeme a modelar mi vida
según el ejemplo y enseñanzas
de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Dame tus bendiciones y ayuda poderosa
en toda necesidad material o espiritual,
e intercede por mí para que
pueda resolver de manera satisfactoria
las dificultades y problemas que tanto me afligen;
tú que fuiste distinguido por Dios
con el don de obrar incontables milagros
haz, glorioso san Francisco de Paula,
que alcance del Señor lo que con esperanza solicito:
(hacer la petición).
Oh santo bienaventurado,
confío en tu valiosa y prodigiosa mediación
y sé que con tu ayuda seré prontamente atendido.
Caritativo y venturoso san Francisco de Paula,
tú que fuiste elevado a la gloria de los santos,
y velas con amor y caridad por los que a ti acudimos,
consigue también de Dios Misericordioso
que caminando santamente
durante esta peregrinación terrena,
merezcamos gozar contigo
de los inefables gozos de la divinidad
en la plenitud de la eterna bienaventuranza.
Espero confiadamente alcanzar estas gracias
con tu eficaz y poderosa ayuda y protección
y la maternal intercesión de la Santísima Virgen María,
en virtud de los méritos infinitos
de nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Rezar, confiando en el milagroso y poderoso
san Francisco de Paula,
tres Padrenuestros, tres Avemarías y tres Glorias.
VIERNES SEGUNDO
SÚPLICAS A S. FRANCISCO DE PAULA.
O paloma inocentísima de pureza, iluminosa hacha del Espíritu Santo, glorioso serafín de Paula! Aquí me teneis de nuevo a vuestros pies postrado humildemente, á suplicaros por vuestra grande mortificación que me alcanceis de Dios la gracia que deseo, que sea conforme su voluntad santísima, en la cual totalmente me resigno.
Os ruego por la gran fe que tuvisteis, cuando sin lesión alguna entrásteis y salisteis de un horno encendido, apartando el fuego que amenazaba la total ruina de vuestro convento.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella gran piedad que os obligó a detener prodigiosamente suspendido un gran peñasco, que precipitadamente iba á caer sobre vuestros operarios.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquel ardiente amor que os hizo nuevo Moises, hiriendo con el báculo las duras piedras, sacando perennes aguas.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el gran celo que tuvisteis de la paz, pues por sosegar discordias entre los hermanos, mandasteis á un gran árbol se dividiese, el cual obediente lo ejecutó, y dividido fructificó.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el espíritu con que plantásteis en la tierra siete castañas, las cuales instantáneamente produjeron siete castaños grandes.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella celestial virtud con que resucitasteis algunas veces peces ya muertos y aun hechos trozos, para confusión de algunos malvados hombres.
Padre Nuestro y Ave María
Ruego por la caridad con que saciásteis á veinte obreros solo con un pequeño higo.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella santidad con que hicisteis mansos y obedientes dos toros bravos; y uno de ellos habiéndose quebrado una pierna, fue al instante libre y sano, solo con haberle tocado vos con vuestro báculo.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquel puro afecto que tuvisteis á un inocente corderillo vuestro, que consumido en el fuego y reducido á carbón y ceniza, llamado de vos salió saltando sin lesión alguna.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la bondad que mostrasteis á cincuenta hombres, á quienes mandasteis ir á cortar madera á un distante bosque; y no teniendo que darles, los socorristeis por mano angélica con rico pan y sobradísimo vino.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella humildad con que volvisteis en criatura humana racional, lo que nació tan monstruoso que parecía una horrible bestia, y vos la redujisteis á hermosísimo niño.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la entereza que tuvisteis en mandar á un religioso fuese con vuestro báculo a reparar un encendido horno que se arruinaba, y salió indemne de sus llamas.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la prodigiosa providencia que usasteis con vuestros religiosos en tiempo de extrema carestía, haciéndoles probar aquellas raíces más viles del huerto, las cuales al instante se convertían en maná, como á los judíos en el desierto.
Padre Nuestro y Ave María
¡Oh gloriosísimo padre San Francisco de Paula, no me niegues, os suplico, vuestro prodigioso patrocinio! Yo espero del Señor que en virtud de vuestra grande mortificación, me ha de conceder la gracia que le pido; porque no me parece posible en algún modo vuelva desconsolado quien á vos se encomienda. Y ahora, padre mio, que cara á cara gozáis la presencia de aquel Dios que en esta vida os fue tan largo y generoso en concederos beneficios y favores; me prometo yo salir (por vuestros méritos) beneficiado, confío unir mis débiles alabanzas á las ardentísimas vuestras, y dar siempre infinitas gracias á su divina Majestad. Amén.
VIERNES CUARTO
SUPLICAS AL SANTO.
Ya os son notorias mis necesidades, oh clementísimo Patriarca San Francisco de Paula! Sol esplendísimo de la Europa, y aun de todo el mundo: á vos me vengo, como enfermo al médico, (texto ilegible) podré decir, el dilatado mar de vuestra suma beneficiencia: ayúdame, padre mío, que postrado os lo suplico, por el ardentísimo amor que tuvisteis á nuestro redentor Jesucristo, me alcanceis esta gracia y que se aconforme el beneplácito divino, al cual en todo rendidamente me resigno.
Ruegoos por el espíritu con que curasteis á una princesa que recurrió á vos, de un mal incurable; y no teniendo que darla más que yerbas, os fue traída por celestial mano cantidad de peces.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella piedad que os hizo resucitar á un muerto hallado por unos cazadores, arrecdo del hielo, en un monte debajo de la nieve.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la luz de profecía que tuvisteis, conociendo y aceptando los frutos no robados, y rehusando aquellos que eran de otro dueño, en un regalo que os hizo un labrador.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la prontitud con que llevasteis, sin la más mínima lesión, carbones encendidos en la mano para confundir la temeraria lengua de un hombre malvado que os trataba de hipócrita, el cual arrepentido y postrado os pidió perdón.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la modestia tan usada de vos en descubrir proféticamente los defectos del alma á quien recurrió á vos, por remedio para los ojos, y con vuestro poderoso patrocinio quedó sano con vista espiritual y corporal.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella celestial virtud que os hizo ver con el espíritu á un amigo vuestro, que se perdió en una noche oscurísima y tempestuosa entre barrancos y peñascos, en evidente peligro de precipitarse y enviasteis dos religiosos para ayudarlo y librarlo.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la caridad que usasteis con uno grandemente indispuesto apareciéndoosle de noche todo resplandeciente y lleno de luces; despertándole, al instante quedó sano.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella bondad que os indujo á entrar con un poco de lodo en un horno de cal encendido á tapar unas aberturas que habían hecho las llamas, amenazando gran daño á toda la vecindad.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella más que humana sabiduría que mostrasteis, cuando después de haber alimentado algunas personas suficientemente con pocos higos, dándole tres á otro y mandándole que los guardase, le pronosticasteis la pérdida de todos sus bienes si los dividía, como de hecho sucedió.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la fe que tuvisteis en tiempo de gran sequedad, mandando á un arroyuelo que distaba tres millas, viniese con vos al lugar; el cual no obstante que había peñas y montes, siguió el camino que vos le enseñasteis con el báculo, hasta llegar al lugar.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el celo que tuvisteis corrigiendo á un devoto, perdido de amores escandalosos; el cual por vuestras amonestaciones fue librado del espíritu de livianidad que le molestaba, y haciéndose religioso vuestro, fue ejemplar.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis de un ahorcado que hallasteis en un camino, muerto ya de tres días, corrompido en el suplicio, que mandasteis cortar las cuerdas al compañero, y con un brazo le resucitasteis y le vestisteis el sagrado hábito de vuestro órden.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquel amor que tuvisteis siempre al prójimo, especialmente cuando bendiciendo un pozo de agua salobre se endulzó; y mucho después, porque desconfiaron de vuestra providencia, se volvió amarga: pero jamás perdió la virtud que vos le disteis de sanar continuamente á los enfermos.
Padre Nuestro y Ave María
Yo, padre mio, soy también por mis culpas un pozo de aguas podridas y amargas, y no soy digno de que vos, cordero purísimo, lleno de tantas gracias, bebáis en esta agua. Y así á vos toca ¡oh fuego ardentísimo de caridad! ¡oh serafín de amor! Purificarme con vuestro patrocinio, y endulzar y aclarar con vuestra autorizada bendición el cenagoso pozo de mi alma, á fin de que pueda obtener y alcanzar de su Majestad esta gracia que pido, y conservarme, tal cual conviene á quien está elegido para llenar las resplandecientes sillas del paraíso; no en el número de aquellos que por toda la eternidad han de hacer su estancia en el pozo tenebroso y horrendo del infierno de que Dios me libre por su infinita piedad y misericordia.
Amen.
VIERNES SESTO
SUPLICAS AL SANTO
O ejemplar de pobreza, norma de santidad, espejo de continencia, salud de los enfermos, consuelo de los afligidos, abogado benignísimo de mujeres estériles, dechado de humildad, de paciencia y austeridad, gran profeta, sagrado legislador y pordigiosísimo obrador de milagros! Me confieso, me conozco sin méritos para recibir de Dios esta gracia que os pido, y por eso recurro á vuestra intercesión, con seguridad que mediante vuestro poderosísimo patrocinio y en virtud de vuestra gran pobreza, que he de ver cumplidos mis deseos y oídas mis fervorosísimas súplicas.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella grande alegría que tuvisteis pronosticando la recuperación de Otranto de las manos de los infieles, y el martirio glorioso por la fe de un amado vuestro.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el dominio que tuvisteis aun sobre los irracionales, especialmente cuando mandasteis al jumento dejase las herraduras para confusión del que se las puso, y él prontamente obedeció.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la moderación de ánimo con que recibisteis los encuentros, los honores y el recibimiento del rey de Nápoles, quien os trató con la igualdad de un gran monarca, después de haberos tenido tanto odio y aborrecimiento.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la edificación que tuvo de vos el mismo rey cuando por las rendijas de la puerta os vió en éxtasis, levantado de la tierra, todo iluminado y resplandeciente.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la templanza que practicasteis no queriendo gustar los peces fritos que os envió el rey: antes bien con la señal de la cruz los resucitasteis, volviéndolos al rey vivos y hermosos.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquel generoso desprecio que hicisteis de una gran cantidad de monedas de oro que os dio el mismo rey para la erección de un monasterio; y para que el rey viese era sangre de sus vasallos rompisteis una, y de ellas salió sangre.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la humildad con que escogisteis también en Nápoles para la fundación de un nuevo convento, el lugar más vil y despreciado que allí había, siendo ahora el mas célebre, como lo dijisteis, con otras muchas cosas que después han sucedido en el mismo convento.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella santa modestia tan usada de vos en resistir la dignidad sacerdotal ofrecida del pontífice, cuando profetizasteis el pontificado de Julio II.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquel mismo númen profético con el predijisteis en Roma la erección de un convento de vuestro órden en el monte Pincio: y el pontificado á León X, niño de (texto ilegible), como sucedió después de vuestra muerte por el mismo León X.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la piedad que os movió á hacer crecer el mar milagrosamente en el puerto de Ostia, para desencallar la galera de os había de llevar á Francia con el hijo del rey de Nápoles, y a otros príncipes que os acompañaban por su propia devoción.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquel espíritu profético con que á vista de Génova pronosticasteis la fundación de un convento vuestro sobre Montesano.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por (texto ilegible) hicisteis permanecer en seco en medio del golfo de Leon el navio de corsarios que pretendían apresar la galera y poner en cadenas á cuantos con vos venían navegando.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis en Bormes de algunos albañiles que no podían mover un gran madero, y con una palabra vuestra se aligeró como una paja, habiendo vos poco antes también en Bormes dejado estampadas en una piedra las plantas de vuestros pies.
Padre Nuestro y Ave María
Bien sé, padre mio, que no tengo otro obstáculo que me pueda impedir esta gracia, mas que mi pasada vida gastada en tantas culpas, en landos pecados: y por eso con el propósito firme que ahora ratifico en enmendarla, pido perdón á su divina Majestad, interponiendo ¡oh divino profeta! Los méritos de vuestra inmensa pobreza, vuestras santas e inmaculadas costumbres, á fin de que os dignéis a alcanzármela. Amen.
VIERNES OCTAVO
SÚPLICAS AL SANTO.
Poderosísimo tesoro de las misericordias de Dios, estrella de las mayores que resplandecen en el firmamento de la católica Iglesia, piadosísimo y pacientísimo San Francisco: aquí tenéis a vuestros pies un indigno siervo vuestro, oprimido de innumerables y graves culpas: un miserablísimo pecador, que no teniendo valor ni mérito para ocurrir á su divina Majestad, para conseguir la gracia que pide, viene postrado humildísimamente á suplicaros por vuestra paciencia, os dignáis de alcanzársela, para que sea á mayor honra vuestra, como lo espera. Así sea.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el ardentísimo celo con que despertasteis y reprendisteis sin temor alguno al rey de Francia, de aquellos pecados que él sabía ciertamente no había más testigos que los ojos de Dios.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la piedad que tuvisteis con los sobrinos del obispo de Grenoble, oprimidos de una peligrosísima indisposición, que con un pequeño pan que les enviasteis fueron milagrosamente sanos al instante.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis á una señora parienta del mismo obispo, la cual habiéndole entrado por la boca una áspid venenoso en el vientre, estando dormida, quedó libre y sana con un poco del mismo pan.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la modestia que practicasteis con dos doctores que la Sorbona, descubriéndoles los secretos de (texto ilegible) dole maravillosamente altísimas y sutilísimas cuestiones de Teología dictadas del Espíritu Santo, habiéndoles primero predicho su venida.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la caridad que usasteis con un caballero joven, el cual viniendo por la posta á vestirse vuestro santo hábito, cayendo del caballo se estropeó de tal suerte la mano derecha, que juzgaron cirujanos ser necesario cortarla: pero vos milagrosamente se la curasteis en un instante.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la gran fe que tuvisteis librando á un novicio poseído del demonio, solo pronunciando el santísimo nombre de Jesús, después de ser (aunque en vano) conjurado de sacerdotes.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el amor que mostrasteis á un sobrino vuestro que nació mudo, las piernas estropeadas y las manos mancas, que después de haber proféticamente revelado a sus padres sus pecados, prodigiosamente sanasteis.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella bondad con que curasteis a un loco furioso, que muchas veces había causado algunas peligrosas ruinas, y era notablemente dañoso al prójimo.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por lo agradecido que os mostrasteis al obispo de Roses, vuestro amigo, restituyendo á la vida á un sobrino suyo que estaba espirando, y el alma en ocasión de perderla.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la abstinencia que tuvisteis ocho días enteros sin comer ni beber, estando continuamente en oración solo por saber la voluntad de Dios acerca de la obligación del cuarto voto de perpetua vida cuaresmal, habiéndoseos aparecido primero el demonio en forma de ángel para disuadírosle.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la paciencia que tuvisteis, no obstante el mandato vuestro, viendo llevar a algunos albañiles al refectorio carne asada para comerla, la que puesta en la mesa al instante se llenó de pestilentes gusanos.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la gran confianza que tuvisteis del Altísimo, cuando para mostrar que no era difícil la observancia del cuarto voto, ni otra cualquiera cosa que se emprenda por Dios, cogisteis sin lesión alguna un brasero encendido en vuestras manos.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella santa simplicidad con que acariciando una gran sarta de varios peces que os dieron, los resucitasteis.
¡Oh ejemplo maravilloso de paciencia! Si tuvisteis tanta compasión de los (texto ilegible) debo yo esperar que la tengáis de mí, que soy imagen de Dios, obra de sus omnipotentes manos y redimida con su preciosísima Sangre?
Los mismos milagros vuestros y las inumerables gracias que habéis alcanzado, particularmente a mujeres estériles y á todos aquellos que han hecho estos trece viernes, tan amados de vos, y de la divina Majestad tan aceptos, son motivos que me hacen creer piadosamente que yo también conseguiré esta gracia, si de mi parte tengo la debida disposición. Así sea.
VIERNES DECIMO
SÚPLICAS AL SANTO
Apóstol clementísimo de la Francia, firmísima coluna de la Iglesia de Dios, que convertisteis tantos millares de almas con vuestro ejemplo, con vuestros inauditos prodigios; que pusisteis en abominación los adulterios, concubinatos y las demás suciedades libidinosas, que hicisteis florecer la devoción, la frecuencia de los sacramentos y las obras de piedad; que desterrasteis las usuras, tratos ilícitos y rapiñas: que enseñasteis la caridad, modestia y continencia: alcanzadme á mi también la debida aversión á los vicios, para que vencidos mundo, demonio y carne, pueda legar donde estais vos á dar gracias a la Trinidad Santísima de tantos beneficios recibidos, y particularmente de este que firmemente espero conseguir, en virtud de la grande confianza que vos tuvisteis en su divina Majestad. Así sea.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por aquella facilidad con que disteis vista á dos ciegos en un instante, á uno con la poderosísima señal de la cruz, y al otro con esta sola palabra: Vete que tu mal de ojos no es cosa de entidad.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la misma confianza que siempre tuvisteis en Dios, especialmente cuando traída á vos una mujer paralítica, vecina á la muerte de una apoplejía, enteramente la sanasteis diciéndole: Levántate, camina.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el júbilo que tuvisteis cuando convertisteis á una malvada hechicera, que en diez y siete años que gastó en hechicerías y maleficios había muerto gran número de niños, y tenía intención (como vos proféticamente se lo descubristeis) de matar muchos más.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la sabiduría con que anunciasteis la destrucción de los campos de Corellano, cuando sus habitadores se apartaron de la frecuencia de vuestra Iglesia, llegando el caso de entredicho, porque sobrevinieron unos pequeños animalitos, y no se ausentaron hasta que se consiguió la absolución.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la protección que tuvisteis de un convento vuestro, rodeado de Turcos para saquearle; que no habiendo quedado en él más que un anciano enfermo que se encomendó a vos, le aparecisteis, y puesta una débil caña por puntal a la puerta, no os vió más; pero ni jamás pudieron los Turcos derribarla.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la gratitud que tuvisteis á una villa devota vuestra, que combatida con el cañón de los mahometanos, quedó ilesa, porque las balas en lugar de abrir brecha, se volvían sobre los agresores.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la compasión que tuvisteis en tiempo de gran sequedad á un pueblo que recurrió á hacer públicas oraciones delante de vuestra imagen, la que al instante empezó á sudar, y el ciclo á llover por muchos días.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la piedad que tuvisteis de un albañil que quedó estrechado debajo de una muralla; y llevado muerto ante la misma imagen vuestra, se levantó en pie, y besando el altar se volvió á la obra.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la caridad usada con un joven, que cayendo de una altísima fábrica, é invocando vuestro poderosísimo patrocinio, quedó vivo y sin lesión alguna.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la fe con que imprimisteis la señal de la santa cruz en una almendra, y plantada al instante prendió; y haciéndose árbol de desmesurada grandeza, á su tiempo dio fruto con la misma señal de la cruz, siendo saludable para cualquier enfermedad.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la celemcia que tuvisteis sanando cuatro paralíticos: diciendo á los dos que se levantasen, á los otros, al uno con sola vuestra vista, y el último comiendo un poco de bizcocho que vos le disteis.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la gran santidad que mostrasteis cuando llevasteis como hojas de papel dos grandes mármoles para la fábrica de vuestra iglesia, siendo así que veinte hombres no eran capaces de mover uno solo; y aunque por devoción van quitando rajas, se conservan milagrosamente enteros.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el espíritu con que sanasteis una hermana que había más de diez años estaba estropeada de pies y manos; poniéndola una puedra sobre la cabeza, y diciéndola la llevase al convento, al instante se levantó a pie buena y sana.
Padre Nuestro y Ave María
Si obrasteis tanto en vida ¡oh cuanto más podeis ahora, que os hallas presente, para ofrecer nuestras súplicas á aquel en cuya virtud obrasteis tantos milagros prodigios! Yo os suplico con lo más vivo de mi alma, por la confianza grande que tuvisteis siempre en Dios, me alcanceis la gracia que deseo, permetiéndoos querer, mientras viva, permanecer en el número de vuestros devotos, y de hacer cuantos son y serán debajo de mi dominio honren vuestro santo y glorioso nombre, tremendo hasta el infierno, para poder también en el tiempo de mi mortal agonía gozar de vuestro validísimo patrocinio.
VIERNES DUODECIMO
SUPLICAS AL SANTO.
Inocentísimo y clementísimo abogado mío, que tuvisteis el celo como Elias, el prodigioso poder como Moises, la virtud inmensa como Samuel y Eliseo, el espíritu profético como David, la ciencia infusa como Salomón, la austeridad y rigor contra vos mismo igual al del Bautista, el don de lenguas como los apóstoles, que fuisteis tan dado á la oración que vuestra vida fue un continuo orar. Ruego por esta gran virtud no me negueis vuestro patrocinio, con el cual confío conseguir esta gracia. Así sea.
Ruegoos por la compasión que tuvisteis á un ministro del rey católico Felipe III, que obligado a dar cuentas de su administración y faltándole un papel de cincuenta mil ducados, por el cual perdía honor y hacienda, recorrió
Con fé á vuestro asilo: el día después halló a los pues de vuestra imagen el papel; afirmó el rey haberle firmado á los ruegos de un viejo venerable, á quien le fue forzoso agradar y complacer.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por aquella piedad celebrada en nuestros días, cuando resucitasteis dos niños muertos llevados á vuestros altares, uno en Nápoles en vuestra iglesia de San Luis, y el otro en Ameins, hijo de un general de Picardia.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la gracia que hicisteis a la ciudad de Nocera en el año 1631, cuando rebosando el Vesuvio, arrojó de sí un soberbio madero de fuego que se puso sobre la misma ciudad, y vos fuisteis visto de todo bajar del cielo á apagarlo.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la bondad que usasteis, no ha mucho tiempo, con un noble niño de Praga, que naciendo mudo fue ofrecido por sus padres á vos, y al instante cobró el habla.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por el beneficio que hicisteis á un religioso, pocos años ha, que queriendo solemnizar vuestra fiesta en Conil, villa del reino de Sevilla, pidió prestadas muchas velas y hachas con el pacto de pagar la merma, y acabada la fiesta las llevó; y habiendo ardido el espacio de muchas horas, se hallaron sin merma.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el consuelo que disteis a un esclavo en Africa que apareciéndoos a él y diciéndole: Levántate y vete; vió romperse las cadenas como si fueran un frágil vidrio y caerse á sus pies, y pasando por en medio de los guardias sin ser visto, se halló libre en país cristiano.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la recompensa que disteis á un caballero romano en estos tiempos últimos, pues habiendo grande carestía en Roma, mandó llevasen á vuestros frailes una porción de pan de limosna: pero por equivocación llevaron todo lo que había en la casa. Por la noche hallaron el cajón lleno de blanquísimo y sabrosísimo pan, que con la caridad autenticó el prodigio.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la providencia con que socorristeis á vuestros religiosos en Palerma en un tiempo de gran penuria de aceite; porque apagándose (por necesidad) las lámparas que ardían delante de vuestra imagen, fueron vistas muchas veces encenderse milagrosamente; y con todo de faltarles alimento, estar ardiendo noches enteras.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la alegría que tuvo aquel mercader devoto vuestro, cuando viéndose acosado en el mar de las galeras de Turcos, encomendándose á vos salvó su nave sin daño alguno de los cañonazos; y las naves contrarias se esparcieron.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por la caridad que ejecutasteis con un arquitecto español, que perdido una noche entre nieve y hielo en un espeso bosque invocando vuestra asistencia, os le aparecisteis todo resplandeciente, rezando el santísimo rosario, y cogiendo las riendas del caballo, le condujiste hasta el lugar donde iba.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por la fe que tuvo en vos una mujer de Mesina, que pariendo una hija monstruosa, sin ojos ni narices, al instante que salió del parto llevó la criatura a vuestra Iglesia, y untando con el aceite de la lámpara el bulto de la niña, al instante se volvió una bellísima criatura sin defecto alguno.
Padre Nuestro y Ave María
Ruegoos por el gusto y alegría que tuvieron aquellos padres, cuando cayéndoseles al mar un pequeño hijuelo, llorándole por sumergido en las aguas, mientras llegaban a vuestra iglesia, le vieron caminar sobre las aguas detrás de la nave, y puesto arriba afirmó que vos le habíais traído á salvo.
Padre Nuestro y Ave María
Os ruego por los muchos milagros sucedidos en el agua de vuestro poso en Melazo, especialmente en el que sucedió, no ha muchos años, pues lavándose un leproso de mucho tiempo, quedó libre y sano.
Padre Nuestro y Ave María
Si os fuese tan agradable la oración que siempre exhortasteis á vuestros frailes, y cuarenta días continuos estuvisteis en la celda orando, ¿por qué tengo que temer yo que no os agrade esta devoción, instituida y enseñada por vos á honra y gloria de Jesucristo y de sus doce apóstoles? Si, que os será agradable si yo de mi parte he tenido la debida disposición: si que mediante esta tendré la gracia que os pido. Así lo creo, así espero, así confío. Amén.
CIERRE
(recuerda rezar esto al finalizar lo respectivo a cada viernes)
Versillos
En la Paula villa de Calabria, nació Francisco, el mundo decandente;
Y en milagros famosos le conserva Franela por suerte.
En vida quiso en todo ser humilde,
Y que de mínimo nombre se le adecue,
Para por siempre en celestiales coros.
Ser eminente.
Y así dispuso que llamados fueran
Sus hijos mínimos, porque humildes fuesen,
Y que por esta gran virtud lograran
Gloria perenne.
A todo enfermo que frecuente acude
A su sepulcro, da remedio en breve,
Dando a los míseros, que su auxilio imploran,
De salud bienes.
El ciego vista, y su andar el cojo;
Vida el difunto que cortó la muerte;
Su oído el sordo, y su hablar el mundo
Logran alegres.
Ahora á Dios Trino y Uno que á los justos
Y de cierto humildes, su gloria concede,
Todos á un tiempo las debidas gracias
Le den los fieles.
Responsorio de San Francisco de Paula
Si milagros solicitas y maravillas pretendes,
en San Francisco de Paula los has de hallar eminentes.
Pues todo lo inimaginable, la naturaleza y muerte, (y aun parece que también el mismo Dios) le obedecen.
El mar rinde su braveza, los peñascos se suspenden, su ser voraz deja el fuego, los muertes á vivir vuelven.
La enfermedad se retira, el peligro desaparece, díganlo viejos y mozos, y los paulanos lo cuenten.
El mar rinde su braveza, los peñascos se suspenden, su ser voraz deja el fuego, los muertes á vivir vuelven.
Gloria al Padre, gloria al Hijo, y á su Espíritu igualmente.
El mar rinde su braveza, los peñascos se suspenden, su ser voraz deja el fuego, los muertes á vivir vuelven.
¡Oh san Francisco de Paula! á Dios por nos intercede, para que dignos logremos promesas de Cristo alegres. Amén.
Antífona
Imitando S. Francisco de Paula en santidad y justicia á Jesucristo, sufrió un dilatado martirio. Mortificó su cuerpo, y peleando fuertemente, venció con su pobreza y humildad al enemigo común, soberbio y arrogante.
Oh bienaventurado Padre San Francisco de Paula, ruega por nosotros.
R) Para que seamos dignos de los prometimientos de Jesucristo.
Oración
Oh Dios y Señor nuestro, grandeza de los humildes! Que al bienaventurados S. Francisco de Paula, tu confesor, lo entronizaste con la gloria de tus santos. Rogámoste Señor, nos concedas conseguir felizmente por sus méritos y por su imitación los premios que á los humildes tienes prometidos. Por Jesucristo Señor nuestro, Amén.
Peticiones
Se hacen las peticiones deseadas.